Dime de qué hablas, y te diré como les va a tus hijos

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Reportaje publicado en Educación Especial
Dime de qué hablas, y te diré como les va a tus hijos

Del “dime con quién andas, y te diré quién eres..” y fruto del estudio de prestigiosas universidades, podemos sacar la variante “Dime de qué hablas (en casa) y te diré como les va a tus hijos (en el colegio)”. Y es que la forma que tenemos de comunicarnos influye, y mucho, en el colegio de nuestros hijos. Vamos a analizarlo.

Mejora las ciencias y matemáticas

No deja de ser curioso que la ortodoxia considerara durante muchísimos años que el hablar en clase era muestra de mal comportamiento y que el silencio era el comportamiento ejemplar de cualquier buen estudiante. Pero amigos, las cosas cambian, y hay que ver cómo lo hacen y, más importante aún, ¡al ritmo que lo hacen! Los colegios británicos y en concreto en Cambridge, se están dando cuenta que deben incentivar a que los niños hablen, a que participen y, en definitiva, a que practiquen su oratoria. No en vano, el director del centro de Oratoria de la Universidad de Cambridge ha presentado un estudio a la comisión de Educación de la Cámara de los Comunes para que solicitar que se incluya la oratoria en los programas académicos de las escuelas públicas británicas. Según los estudios de los 8 expertos en Educación que han estudiado este asunto en Cambridge, los niños que dominan la oratoria obtienen mejores notas en matemáticas y ciencias ¿por qué? porque el discurso es crucial en las ciencias porque es la herramienta para describir observaciones de forma clara, razonar sobre causas-efectos, formular hipótesis, resumir resultados… en definitiva a mejorar los procedimientos de investigación.

Y es que tener la capacidad de expresarse bien brindará a esos niños la posibilidad de acceder a mejores puestos de trabajo porque dan una mejor impresión en las entrevistas de trabajo del proceso de selección y, además, serán capaces de negociar y argumentar mejor su candidatura. El lenguaje además las dará la oportunidad de mejorar su rendimiento escolar.

¿Por qué hasta ahora no se ha prestado demasiada atención a la oratorio en los colegios?

A nadie escapa la creencia de que los colegios se centran en la transmisión de conocimientos sólidos y tienen la falsa creencia que los alumnos perderán foco si se alimentan también sus habilidades de pensamiento. Y es que durante años la referencia era el trabajo del psicólogo suizo Jean Piaget que se basa en que los niños aprenden a través de su experiencia solitaria con el mundo. Años más tarde ganaron peso las ideas de Lev Vygotsky que afirma que los niños aprenden al interactuar con personas de su entorno, absorben y aprenden de lo que ven y oyen. Y partiendo de esa base, los eruditos de Cambridge son contundentes al dictaminar que los niños que están expuestos a conversaciones bien construidas durante su etapa preescolar tendrán muchas más posibilidades de ser exitosos en sus estudios. Pero no nos equivoquemos, no se trata de que esa exposición se quede solo en el colegio.

¿Cómo ayudar en casa al desarrollo sano de nuestros hijos?

Los niños hablan según la experiencia que tienen en casa. Todo lo aprendido en su hogar será su base de expresión y eso no quiere decir que tengamos que hablar de filosofía en las comidas caseras dominicales, pero hablemos de lo que hablemos debemos pedir la opinión a nuestros hijos para que intenten expresarse, es decir, la tarea de los padres en esta área se basa en animar a sus hijos a expresarse y, por supuesto, dar ejemplo en la argumentación que se usa en las conversaciones entre los adultos del hogar.

¿Qué ocurre con los niños que, por su entorno, no tienen esa posibilidad

Los niños que por su entorno no tienen el privilegio de vivir conversaciones enriquecedoras en casa, deben disponer de una segunda oportunidad en el colegio, de ahí la importancia de la propuesta de Cambridge para incluir la oratoria en los programas académicos de las escuelas públicas. Esa segunda oportunidad puede mejorar la vida de muchos niños y los profesores se convertirán en la única segunda oportunidad para todos ellos.

¿Cómo pueden los profesores saber que van por la buena línea?

El profesor verá como varía de forma gradual y natural, el estatus de los participantes (sus alumnos), creando un ambiente más compensado. Los niños con más confianza en sí mismos suelen hablar más tiempo y gradualmente escucharán más puntos de vista. Los más parados y vergonzosos empezarán a sentir que su contribución es valorada y que su voz vale tanto como la de los demás. Este tipo de práctica ayudará también a los niños a resolver conflictos fuera de las clases con mayor facilidad.

En definitiva, cuidemos nuestra herramienta de comunicación, intentemos superar la vagancia y argumentemos nuestros puntos de vista. Nuestra capacidad de comunicación mejorará y, si además tenemos hijos, les estaremos labrando un futuro mejor.


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