Durante la vida profesional puede que surja el interés de formarse, pero al final mucha gente desecha la idea, ya que asistir a cursos, hacer exámenes y de paso aprender algo, se hace un pelín difícil por aquello de la titánica tarea de sacar tiempo para todo y sobrevivir en el intento. Lo que quizá no sepan muchos es que los trabajadores tienen la opción de solicitar a su empresa permisos para formarse. Para cursos, que además de gratuitos, se adaptan a las necesidades de cada uno ya que ofrecen la posibilidad de realizarlos a distancia o de forma presencial según lo que se prefiera. Si aún no te has decido, te contamos las distintas opciones que tienes dentro de esta formación profesional para el empleo.
La formación profesional para el empleo, engloba aquellas iniciativas que buscan formar a trabajadores de cara a que mejoren sus competencias. Busca impulsar y extender esta formación entre las empresas y los trabajadores, teniendo en cuenta las necesidades de cada uno.
Tanto los trabajadores ocupados como en situación de desempleo pueden beneficiarse de estos cursos. Este tipo de enseñanza quiere favorecer la preparación profesional de los trabajadores, además de adaptarlas a lo que buscan las empresas. Junto a esto, la mejora de la inserción laboral para aquellos a los que les cuesta encontrar empleo es clave.
Encontramos dos tipos de acceso a esta formación para el empleo. Por un lado la llamada "de demanda", cuya gestión corresponde a las empresas. Por otro, se encuentra el acceso a formación "de oferta", que se realiza a través de oficinas de empleo. La formación calificada como "de demanda", responde a las necesidades específicas del trabajador pero también de la empresa. Los empleados han de solicitarla si lo desean, y por su parte la empresa ha de gestionarla. Si se quiere solicitar se hace directamente por escrito a la propia empresa o a través de órganos de gestión de este tipo de formación. Los cursos son siempre gratuitos para el trabajador, aunque en el caso de la empresa si su plantilla excede de nueve empleados financia un pequeño porcentaje de esta. A partir de los 10 hasta los 50 trabajadores tiene que aportar el 10% del coste total, hasta los 250 el 20% y a partir de aquí el 40% del precio. La empresa además ha de facilitar un permiso individual de formación para que el trabajador pueda llevarla a cabo en horario laboral, ya que no se hacen fuera de este, y no han de pasar las ocho horas diarias. Para quién le interese como se financia esta iniciativa "de demanda", se hace a través de un gravamen que aporta cada trabajador en su nómina. De modo que cada asalariado y todo aquel que tenga nómina está obligado a dar parte de esta en forma de impuesto para la formación.
Los cursos son siempre gratuitos para el trabajador
De este dinero cada empresa tiene un crédito que se otorga a cambio de que lleve a cabo cursos, los cuales se les descontará de los pagos de la Seguridad Social. Estos créditos son anuales, por lo que pasado el año este dinero acumulado para la formación se pierde si no es utilizado en ese mismo periodo, y así sucesivamente. En muchas ocasiones este tipo de formación no está exenta de polémica, ya que es habitual las quejas de los trabajadores ante las dificultades que se encuentran para poder acceder a estas. Y es que la institución que lo gestiona, la llamada Fundación Tripartita, es un organismo que algunos califican como cerrado y que no ofrece facilidades para que los trabajadores hagan uso de este derecho. Pero polémicas aparte, el otro cauce de acceso a formación para el empleo llamada "de oferta", propone a los trabajadores ocupados o desempleados ciertos requisitos para acceder a ella, y observa diferencias entre ambos. El protocolo de acceso a estos se hace a través de las oficinas de empleo correspondientes. Estas informarán al interesado citándole en el caso de que salga una convocatoria, y así participar en un proceso de selección. A la hora de solicitar estos cursos "de oferta" se deben cumplir una serie de requisitos mínimos, que varían en ciertos aspectos dependiendo de si el trabajador está desempleado o con trabajo. Aún así en líneas generales, se trata de estar inscrito en la oficina de empleo correspondiente a cada Comunidad en el momento de la selección, y cumplir las condiciones exigidas en los perfiles de acceso a cada curso. Tras esto, el último paso es superar un proceso de selección que es específico para cada uno. De forma independiente a cómo se acceda ya sea a través de formación de oferta o de demanda, cada acción formativa puede estar organizada de diferentes maneras; atendiendo a lo que busque cada una de ellas, y a quién vaya dirigida. Están organizados por módulos y se adaptan de forma flexible a las necesidades y situación laboral de cada trabajador.
Se pueden optar a diferentes tipos de cursos, ya sea presenciales, a distancia de forma convencional o a través de Internet, o de combinando ambas posibilidades. Las clases presenciales no exceden de los 25 alumnos, lo que garantiza unos mínimos de calidad. Cuando se realice a distancia se proporciona al trabajador de un tutor que le realiza un seguimiento, y le ayuda para que su aprendizaje llegue a buen puerto. En definitiva, todo aquel que esté trabajando o esté buscando trabajo no tiene excusa para formarse y mejorar sus habilidades de cara al empleo, teniendo muchas opciones y cursos disponibles, además de tener facilidades y flexibilidad para llevarlo a cabo. ¿Crees que es positivo seguir formándose durante la vida laboral? ¿Es mejor formarse a distancia o de forma presencial, ¿qué opinas?